Ebola y desinfectantes; nuevos datos
Cuando uno se enfrenta a un virus en el laboratorio, o en medio de una emergencia, necesita poner distancia entre él y el virus. Esto se puede lograr con indumentaria especial, muchas veces hidrófoba, que repele agua y fluidos y por lo tanto evita la entrada de los virus; con mascarillas o sistemas de filtración de aire, que los atrapan y evitan su inhalación; con guantes, botas, manguitos. Dentro de los laboratorios aún creamos más distancias ya que manipulamos las muestras dentro cabinas de seguridad biológica que generan una cortina de aire que atrapa y contiene los virus potencialmente presentes en dichas muestras.
Sin embargo ningún sistema es absoluto, completamente seguro y además resulta que todo lo que se utiliza una vez, queda potencialmente contaminado y su coste hace que sea imposible asumir un “single use”, un único uso, un continuo usar y tirar. Es entonces cuando los desinfectantes entran en escena.
Cuando los virus son letales, y por lo tanto bastante difícil hacer pruebas “in vitro” con ellos, muchas veces recurrimos a la efectividad demostrada de los desinfectantes en virus de la misma familia o virus que comparten características similares pero que son más “amables” a la hora de trabajar (básicamente que no te juegas la vida cada día con ellos). Por características similares entendemos presencia de envoltura, estructura de este envoltura lípidica, tamaño de la partícula, tipo y tamaño del ácido nucleico, etc. Así, los desinfectantes utilizados para el Ebola lo son más por pruebas indirectas, o escasas, que no por una multitud de datos y citas bibliográficas.
Además, en una situación de crisis no puede ser que el desinfectante de elección sea el-no-va-más de desinfectantes, distribuido por una o unas pocas empresas. Se necesitan desinfectantes que puedas encontrar en cualquier hogar, de amplio espectro, de fácil distribución y almacenamiento, y de fácil manipulación y uso, que no deje residuos poco gestionables ambientalmente.
Dos que vienen inmediatamente a la cabeza y que se usan profusamente? … el etanol y la lejía doméstica.
Y esta misma aproximación hacen los autores del artículo (ver link al final) en cuanto a la desinfección del Ebola.
Haremos una pequeña discusión a partir de la gráfica de su artículo.
Si miráis la lejía doméstica que se tiene habitualmente en casa veréis que tiene entre 40-50 gr de cloro activo por litro. Esto viene a ser un 4-5% de cloro activo. Los investigadores evaluaron la eficacia de soluciones con concentraciones finales de lejía de 1%, 0,5%, 0,1% y 0,01% (vendría a ser diluir nuestra lejía 5 veces, o 10 veces o 50 veces o 500 veces, respectivamente) sobre ebolavirus previamente desecados sobre superficies de acero inoxidable. En cuanto al etanol mezclaron éste con agua hasta alcanzar una solución al 67% de etanol. Para los dos desinfectantes los tiempos escogidos para ver la carga vírica que persistía fueron 1 minuto, 5 minutos y 10 minutos.
La lejía diluida al 0,01% resultó del todo inefectiva incluso a los 10 minutos de contacto. Cuando era diluida 1/50 (al 0,1%) se notaba efecto a los 10 minutos pero aún había una fuerte infectividad residual. Diferencialmente, aplicar sobre superficies contaminadas con Ebola soluciones de lejía al 1% o al 0,5% era totalmente efectivo a los 10 minutos de contacto (más de 6 log10 de reducción del título infeccioso) pero también para períodos más cortos, 5 min. Para tiempos de contacto de 1 min la reducción del título era de 2-3 log10, el desinfectante no ha podido desplegar aún toda su acción y aún hay una cantidad importante de virus infecciosos.
El etanol al 67% fue extremadamente eficiente (no se detectaron virus infecciosos) para tiempos de contacto 5 y 10 minutos y para tiempo de contacto breves, 1 min, era claramente más efectivo que la lejía.
Algunas conclusiones:
• La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda aplicar soluciones de cloro disponible al 0,5% para desinfectar superficies contaminadas. Todo correcto y coherente. Pero hay que reforzar y tener siempre en mente el tiempo de contacto porque estas concentraciones no tienen un efecto milagroso, hay que dejar trabajar al desinfectante. Es la combinación de desinfectante adecuado y tiempo de contacto suficientemente largo la que confiere seguridad. Ni siquiera la mayor concentración ensayada (1%) es efectiva durante el primer minuto.
• A la luz de los resultados aplicaciones de desinfectantes por tiempo de contacto inferior a los 5 minutos no es nada seguro.
• El etanol resulta más efectivo que la lejía y esto es una buena noticia para todos aquellos materiales que sufren corrosión si entran en contacto con demasiada frecuencia con el hipoclorito sódico. Pero también para nuestras manos y piel. Además es menos tóxico y más fácilmente gestionable ambientalmente.
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